Escribir es la forma en la que siento que puedo compartir lo aprendido, el cambio de mentalidad en el que estoy immersa y mis nuevos retos. Porque mis ganas de saber cada día más y de intercambiar descubrimientos, vivencias y pensamientos, con quienes se crucen conmigo o con mis letras, son infinitas e inherentes a mí.
Nací un 6 de Abril del año 1972 a las 12.30 p.m.
Ahora en 2021, cuando ya he cumplido 49 con la ayuda de todo lo que me ha ido sucediendo en los últimos dos años y tras varias situaciones que han sacudido mi «Tranquila Vida». Hace unos meses decidí dar un giro importante a mi proyecto vital y aquí estoy dando mis primeros pasitos hacia la vida que quiero vivir.
Eso sí en modo «Slow», mientras el universo lo permita, porque lo que sí me gustaría es hacer las cosas poco a poco a mi ritmo y sobre todo con CONSCIENCIA.
La «V.I.D.A.» es CAMBIO
Y digo esto a pesar de que me resisto cada vez que llega uno y en un primer momento puedo llorar, frustrarme, resistirme de forma vehemente y negar lo que sucede a toda costa; pero sobre todo suelo pensar: «Noooo, ¿Por qué ahora? No me viene bien, yo quiero que todo siga como estabaaaa, joderrrr, no quieroooo, con lo tranquila que estaba yoooo». Y aunque ese rechazo cada vez dura menos porque se que cuando lo acepto y lo integro suele ser en positivo, todavía me suelo sentir así cuando sucede…
Y me doy cuenta de que cuando llega un cambio potente, es porque lo que yo llamaba «tranquilidad» «equilibrio» o «seguridad» en mi vida, no era más que un simple espejismo y en realidad estaba en la rueda del hámster con el piloto automático a tope y ni me enteraba.
A partir de ese momento me hago algunas preguntas para poner foco constructivo en lo que me está ocurriendo y encontrar alternativas.
¿Para qué llega este cambio? ¿Qué necesita revisión en mi vida y he evitado darle espacio? ¿Me encuentro donde quiero estar en este momento? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia?
Además, cuando te niegas a tomar acción ante los cambios, la propia vida con sus puntapiés mágicos, te va llamando la atención poniendo sus pedruscos en mitad de la senda, una y otra vez casi de forma cansina hasta que te enfoques en el presente y continúes por el caminito que esta ahí para ti.
Puede que no quieras verlo o prefieras negarlo, está en tu mano hacer algo o quedarte donde estás. Y cada decisión es igual de legítima y respetable. ¿Sabes porqué? Por qué es tuya.
Hay quien decide ser Avestruz y hay quien elige ser Guepardo. En la naturaleza hay diversidad y la clave es el respeto por las diferencias ajenas.
Pero posiblemente entenderás mejor mis palabras, si eres de los que optan por buscar la forma de sacarlo del camino, o bien, sortear el pedrusco en lugar de esperar a que desaparezca del camino o a que sean los los demás quienes lo aparten por ti.
«El premio no es el destino, sino el propio camino»
Me queda mucho por recorrer. Este tipo aprendizaje por lo visto no tiene fin y debo ser consciente de ello. Además no soy Buda (por si no te habías dado cuenta 🤣) ni es mi objetivo, pero como me conozco mejor cada día se con certeza que cuando mi interior está en paz, lo de fuera lo manejo con más amor, empatía y asertividad. Y es lo que me motiva a seguir evolucionando.
No es algo que aprendemos y queda integrado para siempre, no. Se trata de ser consciente, constante y compasiva contigo misma cada día de tu vida; de ponerle ganas, voluntad, aprendizaje y mucha muchísima práctica.
Por último decir que publicando este primer blog, me siento como el brote de la foto acabado de replantar. Llena de ilusión, emoción y ganas de salir ahí fuera. Aunque me cuesta dar este paso ¡Con miedo y con todo, allá voy!
Hoy se abre esta ventana para que entre el Aire fresco que necesito y también para aportar mi granito de arena, porque si mis textos le pueden servir a alguien, a 1 sola persona, ¡Valdrá la Alegría!
¿Te vienes conmigo?
Me gustaría que me acompañaras…
RE-COMENZANDO…